En el buen sentido de la frase, porque se puede interpretar de varias maneras, del latín al español, “in aeternum” significa “para toda la vida”, “para mucho tiempo”. Esto nos ocurre con la familia futbolera de los Dragojevich, seguramente es una cuestión que lo traen en lo genes.
Así como fueron Marcos e Iván, hoy su primo, Lázaro Dragojevich, joven veterano jugador de Juventud Unida, continúa rindiendo en la primera división de su club como si tuviese 20 años de edad.
El pasado día domingo lo vi en el “Taty” García enfrentando a Deportivo Pinamar. Además de ser el capitán del equipo y un referente para sus compañeros, sacó junto a sus defensores todo lo que caía en el área roja, con el cuerpo, con los pies, de rastrón, de cabeza, tanto en su área como buscando en la del rival, un multifuncional incansable. De esos jugadores que no querés que te falta en tu equipo, aunque siempre estuvo identificado con Juventud Unida de Madariaga y algunas veces a préstamo como refuerzo en instituciones que participaron de campeonatos argentinos.
A “ese” lo quiero en mi equipo, no me importante la edad que tenga, es un luchador, un ganador nato.
No sé cuánto tiempo más seguirá jugando en el ámbito competitivo, pero lo querés para siempre.
No tiene la trascendencia nacional que tuvieron sus primos (Marcos e Iván), pero en la regional continúa destacándose fecha tras fecha.
Hacía tiempo que no lo veía jugar, de no cruzármelo por circunstancias que no coincidían con los partidos que me tocaba cubrir, pero después de observarlo el domingo pasado, me saco el sombrero. Queremos un Lázaro in aeternum, por mucho tiempo más en las canchas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario