domingo, 14 de junio de 2020

FALLECIÓ GUILLERMO "ZORRO" BASTONS

El "zorro" Bastons es el cuarto parado de izquierda a derecha, al lado del arquero.

Fotos gentileza Carlos Salvarezza.

La Liga Madariaguense de Futbol acompaña a la familia de Guillermo Bastons ante tan irreparable perdida y ruega a Dios por su descanso eterno.
Pionero de Pinamar, llegó de la ciudad de La Plata a fines del año 1948, dedicándose al comercio pero también fue un apasionado del fútbol, jugando en las inferiores de Gimnasia y Esgrima La Plata y posteriormente en los equipos de nuestra región. Lo hizo en el Deportivo El León y Deportivo Pinamar entre otros, integrando además la selección de la Liga en la década del cincuenta.

A continuación detallo nota del Diario Clarín publicada el 5 de enero de 1998.
(Pinamar. Enviado especial).- Al hombre de parpados pesados y que termina en unos pies tallados por la naturaleza lo llaman El Zorro. Hace mucho tiempo que Guillermo Bastons archivó su nombre de pila y, quizá, lo de Zorro esté emparentado con la viveza. A los 70 años, jugando sobre la arena, rebobina su propia historia: la del balneario El Dorado, el primero que se creó en Pinamar. Cuídenlo, que es un prócer, sugiere uno que lo palmea en la espalda. El Zorro sonríe diligente y vuelve a levantar la cabeza con los ojos como rendijas. Inspecciona el cielo, se moja el índice de su mano derecha, sentencia: Volvió a torcerse el viento del noreste al este... Puede que llueva, arriesga meneando la cabeza. A poco de que su balneario festeje los 50 años, El Zorro sabe como pocos eso de que no hay mal que por bien no venga. En los 40 jugaba al fútbol en las inferiores de Gimnasia: Yo soy de La Plata, y un día en medio de unos partidos amistosos por el interior discutí con el técnico y me rajó. La pelea lo sorprendió en General Madariaga y, con el bolsito a cuestas, descubrió dos cosas. 1) su oculto e incipiente espíritu aventurero de futbolista en apuros y 2) una playa agreste que no figuraba en su mapa mental: Pinamar. Fue gracioso. No sabía que existía un lugar con ese nombre, larga una carcajada y ahí mismo manotea un puñado de viejas fotos. En color sepia, aparece su antigua complexión de alambre posando en una arena inhóspita y revuelta. ¿Ves? En este sitio ahora esta el parador. A juzgar por esta especie de casco rural que da sobre la avenida Bunge, es comprensible admitir que la mano del hombre y el progreso ganaron la partida. Esto en el 49 era un rancho de madera berreta pintado con brocha gorda. Cuando yo llegué -se jacta-, aquí los pinos todavía no medían ni un metro y los médanos estaban en pleno período de siembra. Pero antes, el muchacho que no tenía club de fútbol ni destino se había armado una carpa con dos pedazos de lona y cuatro pilares de madera. Bajo esa isla de sombra dejaba que pasaran las horas junto al mar. Una tarde de esas que el sol pegaba duro y de frente, aparecieron cinco extranjeros atontados por el calor. Me pidieron que les alquilara la carpa y yo les dije que no había problema. Enseguida pelaron 100 pesos de los de antes y ahí supe que iba a ser del resto de mi existencia. Era la Pinamar de 200 habitantes y alemanes refugiados que aparecían un día y se esfumaban al otro como por arte de magia. La costa virgen con una usina que funcionaba hasta las doce de la noche y solo tenía acceso a través de Ostende. En medio de esa atmósfera de posguerra nació El Dorado. ¿Por qué ese nombre? Yo mandaba a hacer las carpas a Mar del Plata y, cuando ya iba a instalar cerca de 40 porque se venía el verano, quise bautizar el balneario. Entonces un amigo mío encontró un cartel muy bien pintadito que decía El Dorado. Y quedó así, recuerda ahora. La competencia no tardó en llegar. Tres años más tarde el Cholo Ludueña se instaló un poco más allá, cerca del muelle, y los turistas más adinerados alquilaban en los dos balnearios, que eran top a fuerza de ser únicos.Todo un bronce viviente, El Zorro desliza una confidencia: Yo cambié de nacionalidad: no soy más platense; me considero pinamarense de ley. Esta es una ciudad casi tan perfecta como las mujeres.-¿Qué le falta para llegar al ideal?-Y... un hipódromo.

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